El pasado 25 de octubre, luego de haberse suspendido el viernes por cuestiones climáticas, Daffunchio y compañía pasaron por el hipódromo y rockearon por poco más de una hora. Música enérgica e intensa combinadas con ritmos serenos y apacibles, fórmula exclusiva de Las Pelotas.
Domingo, 18.30 de la tarde, finalizado el súper clásico más aburrido de la historia del fútbol, ¿qué hago? me pregunté. Mi entrada del Quilmes andaba dando vueltas por arriba de la mesa. Luego de que se suspendiera el viernes, creí que no iba a volver al hipódromo pero me entusiasmaba la idea de ver a Las Pelotas. Llamé a un amigo y arrancamos para el predio.
Llegamos tranquilos, como quien no quiere la cosa, y encaramos para adelante. Cómo no había tanta gente, te podías mover con facilidad. Al poco tiempo de haber ingresado, aproximadamente a las 19.15 hs, salen los oriundos de Córdoba a escena retomando lo que quedó pendiente del pasado viernes.
Allí se lo podía ver a Daffunchio con su clásica gorra, moviéndose desprolijamente, haciendo sus habituales anti-poses de rock.
Tocaron alrededor de una hora y cuarto, donde pasaron temas de toda índole. Intercalaron viejos clásicos como “Capitán América” y clásicos nuevos como “será” y “esperando el milagro”, algunos reggae como “Hawai”, “que estés sonriendo” y “transparente”, y temas de “despierta”, su último disco.
La banda de Daffunchio, surgida a finales de los`80 luego de la disolución de Sumo, sonó ajustada, compacta. Gabriela Martínez (bajista del grupo) le puso brilló a la tarde noche caminando, corriendo y sonriendo arriba del escenario. A su vez, el ex guitarritas de Los Piojos Gustavo Kupinski, subió como invitado y tocó todo el recital luciéndose de punta a punta.
En definitiva, buenas canciones hacen a buenos momentos, y Las Pelotas saben mucho en este aspecto.
Martín Ostolaza
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